Me aproximaba a mi destino. El expreso nocturno de Delhi a Ahmedabad reducia velocidad con las primeras luces del alba. Cauteloso, baje de mi litera y agarre mi mochila intentando no hacer ningun ruido. En mi compartimento todos dormian. Me acerque a la puerta del vagon para observar el paisaje mientras llegabamos a Ajmer. El desierto de Rajastan comenzaba a vibrar de actividad. Unos camellos pastaban bajo un arbol. Un grupo de intocables amontonaban piedras a los lados de la via. Con un intervalo de unos pocos metros de distancia, decenas de hombres defecaban entre los arbustos.
Era otro luminoso dia en India. Todo parecia en orden y me imagine que, probablemente, cualquier persona que hubiera visto este paisaje hace un siglo, habria visto lo mismo y me retire hacia el interior del vagon con una vaga sensacion de deja-vu.
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