Un autobus lleno a rebosar. El conductor parece dispuesto a pillar cada bache, la parte de atras rebota contra el asfalto y nos hace brincar del asiento, con el consiguiente batacazo en el culo.
Cada parada en el semaforo se prolonga eternamente, el aire estancado y los 45 gradazos del exterior nos hacen sufrir lo indecible.
Sin embargo parezco ser el unico en mostrar mi descontento, me quejo, protesto, murmuro maldiciones y suelto alguna blasfemia de vez en cuando, Edel hace lo propio.
El resto del pasaje charla animadamente, mira por la ventana, chilla por el movil, mira el reloj, mostrando cierto aire de conformismo. Me miran y sonrien. Yo me seco el sudor con el dorso de la mano y fracaso al intentar corresponderles.
Un dicho tibetano advierte que si algo es imposible, inevitable o no tiene solucion no debe preocuparnos, puesto que no tiene solucion debemos enfocar nuestros esfuerzos en otra cosa. Asimismo si ese algo tiene solucion, no debe preocuparnos, pues encontraremos la forma de solucionarlo.
Este principio lo aplica el indio ante las incomodidades e inclemencias que enfrenta cada dia.
Su estoicismo, que no conformismo, merece toda mi admiracion.
Mientras tanto sigo manifestando airadamente mis quejas, incapaz de ignorar los baches y el calor de Nueva Delhi.
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